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Salud

Quemaduras solares: pueden ser más delicadas de lo que crees

El cuerpo necesita del sol porque entre otras cosas, esa es una importante fuente de vitamina D; razón por la cual cuando nace un bebé los pediatras recomiendan asolearlos al menos 30 minutos al día (en la mañana) totalmente desnudos, para que la luz solar pueda a través de su piel, comenzar a fortalecer el sistema óseo. Sin embargo, como todo en exceso es dañino, la mucha exposición al sol puede causar graves quemaduras en los tejidos, lo que se puede convertir en un gran problema para quienes las padecen. Estas se pueden prevenir haciendo uso de la prudencia y la responsabilidad.

QUEMADURAS QUE INFLAMAN LA PIEL

La Clínica Mayo, que reúne a expertos médicos en la organización sin fines de lucro más grande del mundo, explica en su portal web que las quemaduras solares consisten «en la piel inflamada y adolorida que se siente caliente al tacto. Generalmente aparece algunas horas después de haber estado expuesto al sol demasiado tiempo».

Por tal razón dice que «es importante que todas las personas usen protector solar o adopten otros hábitos de protección para la piel a fin de prevenir las quemaduras por el sol durante todo el año». Es decir, no solo se necesita el protector cuando se va a la playa, sino para todos los lugares en los que te movilices, especialmente cuando te desenvuelves al aire libre.

QUEMADURAS SOLARES EN TODO EL CUERPO

Si bien es cierto que la cara, el cuello y los brazos son lo que está más expuesto al sol, hay que decir que cualquier parte de cuerpo puede presentar quemaduras solares aún y cuando esté tapada por ropa, ya que los rayos tienen la capacidad y potencia para traspasarla; incluso los ojos podrías sufrir los efectos del sol.

Cuando ocurre, los síntomas de la quemadura se comienzan a notar una o dos horas después de la exposición, y se agravan con el paso del tiempo, sobre todo si hay una nueva insolación sin haber sanado o al menos tratado la anterior. Si los síntomas se agudizan, lo más recomendable es que acudas a un médico.

NO SOLO SE TRATA DEL ENROJECIMIENTO

El enrojecimiento y otros cambios de colores en la piel, no son el único síntoma de que tomaste mucho sol, así que presta atención a las señales de alerta que mencionaremos a continuación.

– Inflamación de la piel, rosada o roja y negra si se trata de pieles oscuras.
– Hinchazón que viene acompañada de ampollas cargadas que líquido en su interior.
– Dolor ocular que genera una sensación de arenilla dentro.
– Sensación de calor permanente, sobre todo cuando alguien más o la misma persona entran en contacto con la piel afectada.
– Dolor de cabeza, fatiga y náuseas.
– Picazón y descamación. En este caso debes evitar a toda costa jalar y arrancar los pedazos de piel que se desprenden, pues podrías empeorar la situación; lo mejor es que dejes que el proceso natural se cumpla a su tiempo. Si se da descamación en el rostro, mitiga o restringe el uso de maquillaje mientras eso pasa.

OJO: TAMBIÉN POR FUENTES ARTIFICIALES

La Clínica Mayo explica que «la luz ultravioleta (que causa las quemaduras) puede provenir del sol o de fuentes artificiales, como lámparas y camas solares. La luz ultravioleta A (UVA) es la longitud de onda de la luz que puede penetrar hasta las capas profundas de piel y causar daño en la piel con el tiempo. La luz ultravioleta B (UVB) es la longitud de onda de la luz que penetra la piel de forma más superficial y causa quemaduras por el sol».

Hay algunos factores de riesgo que hacen a las personas mucho más propensas a las quemaduras, como por ejemplo, aquellas que nacen con un piel muy blanca y delicada, las personas de cabello rojizo, las que trabajan al aire libre, las que residen o vacaciones frecuentemente en lugares con mucha altitud, las que se rocían la piel con aceite para bebés, las que combinan las actividades en espacios abiertos con el consumo de alcohol y las que ingieren medicamentos fotosensibilizantes.

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