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Estilo de vida

¿Por qué uno mismo no se puede hacer cosquillas?

Se debe a la compleja interacción entre diferentes regiones cerebrales

¿Alguna vez te has preguntado por qué no puedes hacerte cosquillas a ti mismo? Esta intrigante pregunta ha fascinado a los científicos durante mucho tiempo, y la respuesta se encuentra en la compleja interacción entre el cerebro y el sistema nervioso.

Las cosquillas son una sensación peculiar que se produce cuando se estimula cierta área de la piel, a menudo con un toque suave o leve. Esta sensación puede desencadenar una reacción física que incluye risas, espasmos musculares y una sensación de placer o incomodidad. Son un fenómeno universal, presente en muchas especies animales, y su función evolutiva sigue siendo objeto de debate.

Cuando se estimula una zona sensible del cuerpo, los receptores de la piel envían señales al cerebro, específicamente a la corteza somatosensorial. Esta área del cerebro procesa la información táctil y desencadena la respuesta a las cosquillas. Sin embargo, la respuesta completa involucra la activación de múltiples regiones cerebrales, incluida la amígdala y el cerebelo.

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Imagen: freepik

¿Por qué uno mismo no se puede hacer cosquillas?

La teoría de la inhibición de la acción

Una de las teorías más aceptadas sobre por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos se basa en el concepto de “inhibición de la acción”. Cuando tocamos una parte de nuestro cuerpo, nuestro cerebro puede predecir con precisión la sensación que experimentaremos. Esta predicción inhibe la respuesta emocional y fisiológica a las cosquillas, lo que explica por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos.

El papel de la amígdala en las cosquillas

La amígdala, una estructura clave en el procesamiento emocional, también desempeña un papel importante en la respuesta a las cosquillas. Esta región del cerebro evalúa la información sensorial y determina si la estimulación es amenazante o placentera. En el caso de las cosquillas, la amígdala contribuye a la sensación de diversión y placer que acompaña a esta experiencia.

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La importancia del cerebelo en la respuesta a las cosquillas

El cerebelo, una región del cerebro conocida por su papel en el control motor, también está involucrado en la respuesta a las cosquillas. Esta estructura coordina los movimientos y las reacciones físicas, como las risas y los espasmos musculares, que acompañan a las cosquillas.

El papel de las endorfinas en la sensación de cosquilleo

Además de los mecanismos cerebrales, las endorfinas, los neurotransmisores que producen sensaciones de placer y bienestar, también desempeñan un papel en la experiencia de las cosquillas. La liberación de endorfinas durante las cosquillas contribuye a la sensación de disfrute y relajación que a menudo acompaña a esta experiencia.

¿Por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos?

La incapacidad de hacerse cosquillas a uno mismo se debe a la inhibición de la acción que se produce en el cerebro. Cuando tocamos una parte de nuestro cuerpo, nuestro cerebro puede predecir con precisión la sensación que experimentaremos. Esta predicción inhibe la respuesta emocional y fisiológica a las cosquillas, evitando que podamos estimularnos a nosotros mismos.

Numerosos estudios científicos han investigado los mecanismos detrás de las cosquillas. Algunos de estos estudios han utilizado técnicas de neuroimagen para mapear la actividad cerebral durante la estimulación que produce cosquillas, mientras que otros han explorado cómo las lesiones cerebrales pueden afectar la capacidad de experimentar y responder a las cosquillas.

Foto: Freepik

Curiosidades sobre las cosquillas en diferentes culturas

Las cosquillas son un fenómeno universal, pero su percepción y respuesta pueden variar entre culturas. En algunas sociedades, las cosquillas se consideran una forma de juego y diversión, mientras que en otras pueden interpretarse como una amenaza o una señal de vulnerabilidad. Estas diferencias culturales pueden reflejar variaciones en la forma en que el cerebro procesa y responde a las cosquillas.

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MaBe Doval

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