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Bienestar

¿Te ha pasado que durante el día te sientes feliz y en la noche triste? Te contamos por qué pasa esto

Nuestro cuerpo cambia según el ritmo del día

¿Alguna vez te has preguntado por qué tus emociones cambian tanto entre el día y la noche? Muchas personas se sienten feliz y con energía mientras el sol está en el cielo, pero sienten que ese ánimo decae al final del día. Aunque parezca algo extraño, tiene mucho que ver con la biología y la psicología humana.

El ciclo circadiano y sus efectos emocionales

Uno de los principales factores que influyen en nuestras emociones es el ciclo circadiano. Este reloj interno regula nuestros períodos de actividad y descanso, así como muchas funciones biológicas y psicológicas.

Es, básicamente, un cronómetro interno que sigue un ritmo de 24 horas. Maneja no solo el sueño, sino también nuestra energía, temperatura corporal y estado de ánimo. Está diseñado para sincronizarse con los estímulos externos, como la luz del sol. Cuando este ciclo está desajustado, como sucede cuando viajamos entre zonas horarias o tenemos horarios irregulares, puede alterar nuestra salud física y mental.

Hormonas y neurotransmisores

Durante el día, tu cuerpo produce más serotonina, una hormona clave en la regulación de nuestro bienestar. La serotonina mejora el ánimo, la concentración y la energía. Por la noche, los niveles de melatonina aumentan para prepararte para el descanso, pero este cambio hormonal también puede hacer que te sientas más introspectivo y emocional.

Influencia de la luz solar

La exposición al sol no solo ayuda a tu cuerpo a generar vitamina D, sino que también regula la serotonina. Cuando estás al aire libre o cerca de ventanas donde entra luz natural, es más probable que te sientas feliz y motivado. En la oscuridad de la noche, esa ausencia de luz afecta tus emociones, haciéndote sentir más vulnerable frente a tus pensamientos.

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Foto: Freepik

Factores psicológicos y emocionales

Además de los cambios biológicos, tus emociones también están influenciadas por patrones psicológicos y sociales. Hay razones internas que explican por qué te sientes más melancólico cuando llega la noche.

Reflexiones y pensamientos negativos

Por la noche, el bullicio del día desaparece. Ese silencio permite que tu mente divague. Esto puede ser positivo o negativo, dependiendo de tus pensamientos. Si te enfocas en preocupaciones, errores o problemas, es fácil caer en un bucle de emociones tristes o ansiedad.

Soledad y aislamiento

La noche suele ser un momento más solitario. Aunque estés rodeado de familia o amigos durante el día, la noche amplifica cualquier sensación de desconexión. Si no tienes interacciones significativas al final de la jornada, es normal que esa soledad genere tristeza.

Estrés acumulado

El estrés del día, como un trabajo exigente, problemas personales o tareas pendientes, no desaparece mágicamente al llegar a casa. Si no encuentras formas de liberar esa tensión durante el día, puede atraparte justo antes de dormir, haciéndote sentir abrumado.

Estrategias para la regulación emocional

La buena noticia es que hay maneras de manejar estas emociones y romper con este ciclo. Aquí tienes algunas estrategias prácticas para equilibrar tus sentimientos entre el día y la noche.

Técnicas de relajación

Técnicas como el mindfulness y la meditación pueden ayudarte a calmar la mente y reconectar con el presente. Dedica 10 o 15 minutos antes de dormir para respirar profundamente. Esto relaja el cuerpo y reduce el enfoque en pensamientos negativos.

Establecimiento de rutinas nocturnas

Crea una rutina que te ayude a desconectar. Lee un libro, toma un baño caliente o escribe en un diario. Evita dispositivos electrónicos antes de dormir, ya que la luz azul puede alterar tu ritmo circadiano. Un entorno tranquilo y predecible puede marcar una gran diferencia en tu bienestar nocturno.

Conexiones sociales

No subestimes el poder de las relaciones. Hablar con un amigo, llamar a un familiar o incluso disfrutar de una cena tranquila con alguien especial puede ayudarte a combatir la soledad de la noche. Compartir tus emociones también te permite liberar preocupaciones y sentirte apoyado.

La felicidad diurna y la tristeza nocturna no son algo extraño, sino una combinación de efectos biológicos y psicológicos. Nuestro cuerpo cambia según el ritmo del día, así como nuestra mente responde a estímulos y reflexiones internas. Reconocer estas dinámicas es el primer paso para manejarlas. Recuerda, tus emociones no te definen. Siempre puedes tomar medidas para sentirte mejor.

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MaBe Doval

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